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El futuro de la tarificación de las carreteras en los Países Bajos sigue siendo incierto, pero lo que es seguro es que la forma en que gravamos la movilidad está sujeta a cambios.

Los Países Bajos están en vísperas de una decisión crucial en su política de movilidad: la introducción de tarificación vial. El concepto de pago por kilómetro, que pretende gravar la conducción en función del uso y no de la propiedad, ha dividido a la política holandesa y se ha convertido en un tema destacado en los debates electorales tras la caída del gobierno.

Un Artículo en NOS, que surgió hoy de la editora de economía Charlotte Klein, concluye que, a pesar de las divisiones, el tema de los precios de las carreteras se ha convertido en una realidad inevitable en la política holandesa y en los debates sobre movilidad. Los próximos años serán esenciales para determinar el curso y los contornos de esta política, cuyo diseño final tendrá un impacto directo tanto en la vida cotidiana de los holandeses como en la economía nacional.

Mientras que a las fiestas les gusta CDA, BBB en NSC se manifiestan en contra de la introducción de tarificaciones viales, señalando la carga desproporcionada que esto supondría para los residentes de las zonas rurales, otros partidos como A los 1 la necesidad de tener en cuenta a los ciudadanos con opciones de movilidad limitadas. El SP y otros partidos de izquierda enfatizan la naturaleza socialmente injusta del aumento de costos para los ciudadanos.

verkiezingen

A medida que se acercan las elecciones, las posiciones de los diferentes partidos están muy alejadas. El debate sobre la tarificación de las carreteras llega al núcleo de varios desafíos sociales: el aumento del tráfico, el cambio climático y la equidad de los impuestos. La idea detrás de la tarificación vial es simple: un sistema impositivo en el que los propietarios de automóviles pagan por kilómetro recorrido en lugar de una cantidad fija por poseer un automóvil. Esto no sólo reemplazaría el impuesto a los vehículos de motor, sino también potencialmente el impuesto a las compras y los impuestos especiales sobre el combustible.

cámaras para tarificación de carreteras

La viabilidad de los planes está siendo cuestionada, no sólo por las implicaciones técnicas y de privacidad, sino también por las consecuencias financieras para grupos de población específicos.

Los defensores, predominantemente del extremo izquierdo del espectro político, ven la tarificación de las carreteras como una forma de reducir los atascos de tráfico y mejorar la calidad del aire. Proponen un sistema que aplique tarifas diferenciadas en función de las emisiones de CO2, el tiempo y la ubicación, con descuentos para las regiones donde la gente depende más del coche. La Mobility Alliance, formada por 25 organizaciones de movilidad, entre ellas ANWB y Bovag, lamenta que la introducción de tarifas viales haya sido declarada controvertida y enfatiza la necesidad de un sistema de este tipo para mantener a los Países Bajos accesibles y limpios.

impuestos

La necesidad de un nuevo sistema fiscal se ve subrayada por la disminución de los ingresos procedentes de los impuestos especiales y del IVA sobre los combustibles, con el aumento de los vehículos eléctricos. Los ingresos fiscales actuales de casi 7 mil millones de euros provenientes de esta fuente están bajo presión, lo que genera una posible “brecha fiscal” que el gobierno debe abordar.

Esta divergencia de opiniones e intereses muestra la complejidad de la cuestión y la dificultad de encontrar un punto medio que tenga en cuenta consideraciones tanto económicas como ecológicas. El futuro de la tarificación de las carreteras en los Países Bajos sigue siendo incierto, pero lo que es seguro es que la forma en que gravamos la movilidad está sujeta a cambios.