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La falta de suficientes cargadores rápidos a lo largo de las carreteras no sólo es un inconveniente para los conductores de vehículos eléctricos, sino que también socava esfuerzos más amplios para la transición a fuentes de energía más limpias.

La conducción eléctrica en Bélgica sigue siendo un tema de debate y es un camino lleno de desafíos. Aunque los vehículos eléctricos se están convirtiendo en una opción cada vez más popular debido a su naturaleza respetuosa con el medio ambiente, los conductores enfrentan desafíos prácticos. Uno de estos problemas es la disponibilidad de cargadores rápidos en las carreteras belgas. A pesar del pequeño tamaño del país, a menudo resulta complicado encontrar un cargador rápido en un radio de 60 kilómetros. Esto genera preocupaciones sobre llegar al destino final sin agotar la batería.

Por ejemplo, nuestros expertos recomiendan limitar la velocidad media en autopista a 90 km/h y apagar el aire acondicionado para aumentar la autonomía de los coches eléctricos. Aunque estas medidas pueden ayudar, cargar el coche sigue siendo un punto importante de atención. Un enchufe de pared normal puede tardar hasta 10 horas en cargar completamente un coche, mientras que los cargadores rápidos pueden hacerlo en aproximadamente media hora, dependiendo del coche.

objetivos climáticos

Los objetivos climáticos europeos y flamencos enfatizan la necesidad de un uso eficiente y sostenible de la energía, y la conducción eléctrica desempeña un papel crucial en la reducción de las emisiones de CO2. Para fomentar la conducción eléctrica es fundamental que haya suficientes puntos de recarga disponibles. Desgraciadamente, este no es todavía el caso en las autopistas belgas.

El hecho de que los conductores de vehículos eléctricos deban idear estrategias, como limitar la velocidad y apagar el aire acondicionado, para llegar a su destino dice mucho de la falta de políticas previsoras e inversiones en la infraestructura necesaria.

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Viñeta: Pitane Blue: el próximo cargador rápido aún está lejos.

Sin embargo, el Parlamento Europeo ha tomado medidas para mejorar esta situación. A partir de 2026, los cargadores rápidos deberían estar disponibles cada 60 kilómetros para los coches eléctricos en las principales carreteras europeas, y cada 120 kilómetros para camiones y autobuses. Además, los proveedores de estaciones de carga de alta potencia aumentarán los precios. debe mostrarse claramente, comparable a los precios indicados en los surtidores de gasolina. Aunque las señales que lo indican ya son visibles, pasará algún tiempo antes de que estos planes se hagan realidad.

Una mirada crítica a la infraestructura actual muestra que los avances para facilitar la conducción eléctrica son lentos e insuficientes. Esto es irónico, dada la urgencia del cambio climático y la necesidad de reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles. Al parecer, el gobierno y las agencias pertinentes todavía tienen mucho que aprender sobre la importancia de respaldar la infraestructura que es esencial para la adopción de vehículos eléctricos.

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