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Preocupaciones políticas y laborales tras la venta de Deutsche Bahn a I Squared Capital.

El mundo del transporte en los Países Bajos está experimentando un cambio importante. Arriva, un nombre líder en transporte público, cambia de propietario. Deutsche Bahn, el actual propietario, ha confirmado que venderá Arriva a la sociedad de inversión estadounidense I Squared Capital. La noticia no está exenta de consecuencias políticas. La venta ha causado revuelo en La Haya. La denuncia afirma que el transporte público regional está cada vez más en manos privadas, lo que reduce el control público.

Arriva no es una empresa de transporte cualquiera. La empresa presta servicios en gran parte de los Países Bajos y critica abiertamente la concesión exclusiva de licencias de la red ferroviaria principal a la NS hasta finales de 2033. Según la Federación de Empresas de Movilidad de los Países Bajos (FMN), de la que Arriva es como miembro, esta exclusividad va en contra de la legislación europea. Una posición con la que el juez de primera instancia de La Haya no está de acuerdo.

FNV

Las consecuencias de la venta se extienden también a las provincias donde Arriva está presente. Los políticos están preocupados porque una sociedad de inversión, a diferencia de una entidad como Deutsche Bahn, sirve principalmente a intereses distintos al transporte público. Las preocupaciones no son sólo políticas. El sindicato FNV no está seguro del futuro de aproximadamente 5500 empleados de Arriva en los Países Bajos.

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La nueva estructura de propiedad trae consigo oportunidades y amenazas. Por un lado, la experiencia de I Squared Capital en proyectos de infraestructura global podría generar innovaciones y eficiencias dentro de Arriva. Por otro lado, existe el peligro latente de maximizar las ganancias, que puede ocurrir a expensas de los servicios y las condiciones de empleo.

Para el sindicato FNV, el desafío consistirá en salvaguardar las condiciones laborales y garantizar el empleo a los miles de empleados de Arriva. Si bien Deutsche Bahn puede haber sentido una mayor responsabilidad social como empresa estatal, se espera que el nuevo propietario adopte un enfoque más empresarial. Al fin y al cabo, Arriva no es sólo un transportista, sino también un eslabón crucial en la movilidad del país. En diez de las doce provincias, sus autobuses y trenes proporcionan conexiones diarias entre las ciudades y sus alrededores, algo que no debe subestimarse.

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Rover

Un avance sorprendente para Rover, porque normalmente no se puede ganar mucho dinero con el transporte público. Si la compañía americana consigue cambiar esto, podría ser una buena noticia para los viajeros. “Para ganar dinero con el transporte público se necesitan muchos viajeros”, afirma el director de Rover, Freek Bos. “Eso significa que esta empresa tiene que trabajar duro para crear un buen producto que se venda por sí solo. Ojalá eso signifique más y mejor transporte público”. 

Capital al cuadrado

Capital al cuadrado No es sólo un inversor. Es una firma de capital privado enfocada en proyectos de infraestructura global. Su cartera incluye inversiones en sectores como energía, servicios públicos y transporte, no sólo en América del Norte y Europa sino también en economías de rápido crecimiento como India y China. Estos antecedentes bien podrían ser una indicación de la dirección que está tomando Arriva con el nuevo propietario, aunque por el momento esto sigue siendo puramente especulativo. Lo que es seguro es que Arriva es un actor importante en el sector de la movilidad holandés, activo en diez de las doce provincias holandesas tanto con autobuses como con trenes.

La venta de Arriva a una sociedad inversora estadounidense marca una nueva etapa para el transporte público holandés. Mientras los políticos consideran las consecuencias para la propiedad pública y los empleados se preguntan qué deparará el futuro, una cosa es segura: las cartas se han reorganizado en una industria en la que el equilibrio entre propiedad pública y privada se cuestiona cada vez más.

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