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Esta decisión no sólo tiene implicaciones financieras, sino también ambientales y sociales.

La transición hacia la movilidad sostenible es fundamental para las estrategias de las empresas de transporte público en todo el mundo, y los autobuses eléctricos desempeñan un papel clave en la reducción de la huella ecológica. La empresa de transporte flamenca De Lijn ha dado recientemente un gran paso en esta transición con un importante pedido de 92 autobuses eléctricos. Esta decisión, sin embargo, ha provocado una ola de debate y controversia dentro y fuera de la industria, particularmente en torno a la elección del fabricante chino Build Your Dreams (BYD) como proveedor.

El informe de adjudicación, que el periódico flamenco De Standaard podría solicitar a través de la Ley de Libertad de Información, reveló que la oferta de BYD para los autobuses eléctricos al menos 20% de buena calidad fue que el de la competencia. Sin embargo, en términos de sostenibilidad, BYD obtuvo la puntuación más baja de todos los participantes. Esta paradoja entre costos y calidad/sostenibilidad pone de relieve las complejas compensaciones involucradas en la contratación pública, especialmente en sectores que son cruciales para la transición hacia un futuro más sostenible.

inversión

La inversión, que ascendió a más de 43 millones de euros, o una media de unos 470.000 euros por autobús, supone un importante compromiso financiero para De Lijn. La elección de BYD, a pesar de su menor puntuación en sostenibilidad, se debió a consideraciones económicas, una realidad a la que se enfrentan muchas empresas de transporte público. La alternativa, que era un cuarto más cara, habría obligado a De Lijn a comprar menos autobuses con un presupuesto similar, o a gastar más de 10 millones de euros más por el mismo número de vehículos.

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Esta decisión no sólo tiene implicaciones financieras, sino también ambientales y sociales. Por un lado, subraya la presión sobre las empresas de transporte público para que se modernicen y sean ecológicas de manera rentable. Por otro lado, plantea interrogantes sobre los efectos a largo plazo de priorizar los costos sobre la sostenibilidad y el desarrollo económico local. El hecho de que BYD produzca sus autobuses en Hungría añade una dimensión adicional al debate, dado el impacto potencial en los proveedores locales como la empresa belga Van Hool, que se encuentra en una período difícil bevindt

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Foto: © Pitane Blue - De Lijn

Por un lado, está la presión de ecologizar y modernizarse con un presupuesto ajustado, lo que hace que los precios atractivos de empresas como BYD sean muy tentadores. Por otro lado, plantea la cuestión de las consecuencias a largo plazo de tales compras para la economía europea y las industrias locales, como en el caso del belga Van Hool.

La respuesta del presidente de De Lijn, Johan Sauwens, que indica que el precio fue efectivamente un factor decisivo, subraya la realidad a la que se enfrentan muchas empresas y agencias gubernamentales a la hora de equilibrar costes, calidad y sostenibilidad. La falta de objeciones al laudo sugiere una aceptación de esta realidad, aunque no elimina las tensiones subyacentes.

La elección de BYD por parte de De Lijn plantea cuestiones fundamentales sobre los criterios utilizados en las licitaciones públicas, en particular la ponderación de las licitaciones económicamente beneficiosas frente a los objetivos de sostenibilidad. Ilustra la complejidad de la toma de decisiones en una era en la que la urgencia de la acción climática choca con las realidades económicas y las limitaciones presupuestarias.

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Las preocupaciones de la Comisión Europea reflejan una preocupación más profunda sobre la competencia potencialmente distorsionada en el mercado europeo causada por subsidios extranjeros a fabricantes chinos como BYD. Estos subsidios pueden distorsionar las condiciones del mercado y colocar a las empresas europeas en desventaja. El caso de los ferrocarriles búlgaros sirve como un ejemplo concreto de cómo las empresas chinas, con un importante apoyo financiero de su gobierno, pueden ofrecer productos a precios significativamente más bajos, lo que plantea dudas sobre la equidad de la competencia dentro de la Unión Europea.

El debate en torno a BYD y la compra de De Lijn ilustra las cuestiones más amplias de la globalización, el comercio y las estrategias económicas. Subraya la necesidad de un enfoque equilibrado que considere no sólo los costos y beneficios directos, sino también las implicaciones económicas, sociales y ambientales más amplias. También enfatiza la importancia de la cooperación y la regulación internacionales para garantizar la igualdad de condiciones y promover el crecimiento y el desarrollo sostenibles.

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