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La elección de NMBS no sorprende porque el cierre de mostradores es parte de una tendencia internacional.

En una era en la que la digitalización parece inevitable, crece la preocupación por la accesibilidad de los servicios públicos para todos los sectores de la población. Un reciente acontecimiento en los ferrocarriles belgas, NMBS, donde se tomó la decisión de limitar el horario de apertura de las taquillas en determinadas estaciones de Bruselas a los días laborables únicamente, ha provocado una ola de críticas. Esta medida, destinada a responder a la tendencia creciente de la venta de billetes digitales, no sólo ha planteado dudas sobre el futuro de los servicios personales en el transporte público sino también sobre su impacto social.

NMBS justifica esta decisión por el fuerte aumento de la venta de billetes digitales. Según sus datos, hoy en día casi el noventa por ciento de los viajeros compran sus billetes digitalmente o en máquinas expendedoras, lo que supone un aumento significativo en comparación con la situación de 2015, cuando alrededor de la mitad de los billetes todavía se compraban en ventanilla. NMBS considera este cambio como una señal de progreso y adaptación a las necesidades contemporáneas de los viajeros.

Sin embargo, las críticas de diversos sectores ponen de relieve una preocupación importante: la accesibilidad del transporte público para todos. Ronald Vryweg, director de la Plataforma de las Personas Mayores de Bruselas, subraya que la digitalización en sí misma no es un problema, pero advierte contra la creación de obstáculos que dificulten la participación en la vida social. Las personas mayores, las personas pobres y los recién llegados que no hablan el idioma corren especial riesgo de quedar excluidos de servicios esenciales como el transporte público.

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Kees Smilde, de la organización de viajeros TreinTramBus, destaca otro aspecto importante de los servicios de ventanilla: además de la venta de billetes, también ofrecen consejos de viaje y aumentan el control social dentro de las estaciones, lo que genera un entorno más seguro y acogedor. Cerrar mostradores, especialmente los fines de semana, cuando muchas personas realizan actividades de ocio, se considera una disminución en la prestación de servicios.

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boletos de tren

Si Bélgica sigue el mismo camino que Holanda y Noruega, ¿seguirán viajando en tren las personas mayores?

La discusión en torno al cierre de ventanillas en Bruselas refleja un debate más amplio sobre cómo deberían evolucionar los servicios públicos en la era digital. Si bien los avances tecnológicos brindan oportunidades para mejorar la eficiencia y la conveniencia para muchos usuarios, es esencial que estos avances no se produzcan a expensas de la accesibilidad y la inclusión. El concepto de ciudad amigable con las personas mayores, propuesto por la Organización Mundial de la Salud, enfatiza la importancia de un enfoque inclusivo que tenga en cuenta las necesidades de todos los grupos de edad.

La cuestión del cierre de mostradores en Bruselas sirve como recordatorio de la importancia de un enfoque equilibrado para implementar innovaciones digitales, teniendo en cuenta las necesidades y limitaciones de todos los usuarios. Garantizar la accesibilidad a los servicios públicos, incluido el transporte público, es crucial para promover la igualdad de oportunidades y la participación de todos en la vida social.

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