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El llamado de GTL es una llamada de atención para todas las partes involucradas.

El Grupo Nacional de Empresas de Taxis y Vehículos de Localización con Conductor (GTL), el grupo de interés que representa al sector del taxi, ha dado la voz de alarma sobre la creciente escasez de taxistas. Según GTL, esto se debe al requisito lingüístico que el Gobierno flamenco impone a los taxistas. La organización predice una "carnicería social y económica" si 8000 taxistas flamencos no pueden demostrar que dominan el idioma holandés en el nivel B2024 antes de julio de 1.

GTL Señala que los elevados requisitos lingüísticos, que se aplican tanto a los conductores por cuenta ajena como a los autónomos, constituyen una barrera para una nueva entrada en el sector. La mitad de los taxistas activos en Flandes son autónomos y a menudo trabajan para plataformas como Uber y Bolt. También deberán realizar un examen oral y escrito de nivel B1, de lo contrario se les revocará el pase de conductor.

llamada

GTL convoca a Jo Brouns, Ministra flamenca de Economía, Lydia Peeters, Ministra flamenca de Movilidad y Obras Públicas, y Ben Weyts, Viceprimer Ministro flamenco responsable de Educación, Deportes, Bienestar Animal y Rand flamenco. Les instan a considerar requisitos lingüísticos y cursos específicos del sector para la profesión de taxista.

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Está claro que se deben tomar medidas para prevenir una crisis. Si esto se logrará relajando los requisitos lingüísticos o mediante otras medidas es una cuestión que debe responderse rápidamente para evitar mayores perturbaciones en el sector del taxi.

Quienes se oponen a la flexibilización de los requisitos lingüísticos subrayan que el problema de la escasez de personal no es exclusivo del sector del taxi. Muchas industrias enfrentan problemas similares. Además, los viajeros consideran importante que los conductores dominen el idioma holandés para un servicio óptimo.

Desde el punto de vista del consumidor, es importante lograr un equilibrio entre la calidad del servicio y la disponibilidad de los servicios. Si hay menos conductores, esto puede provocar tiempos de espera más largos y precios más altos, lo que no beneficia a los consumidores. La tensión entre garantizar la calidad y cubrir un número cada vez mayor de vacantes sigue siendo una cuestión compleja. Los próximos meses serán cruciales para encontrar una solución equilibrada que haga justicia al idioma y la calidad del servicio, así como a la necesidad urgente de nuevos impulsores en el sector.

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